Heridas

A veces nacemos con heridas.

A veces esas heridas nos acompañan toda la vida.

Heridas que con el tiempo se convierten en cicatrices.

Cicatrices que al mismo tiempo son tatuajes de guerra.

Marcas que al mirarlas nos recuerdan que en un tiempo atrás fuimos guerreros, que todavía lo somos.

Heridas convertidas en cicatrices que se proyectan en el espejo cuando te miras por las mañanas al despertar.

Las mismas que te recuerdan que sigues luchando.

Te recuerdan que, a pesar de todo, sigues luchando y que no has tirado la toalla, aunque muchas veces hayas tentado con hacerlo.

Esas que te dan el regalo más preciado: la vida.

Aunque a veces la vida sea puñetera y te permita vivir, pero con una “pega”, un “problema” o una “desilusión”.

Pero, aunque la vida sea puñetera, esas heridas que se convirtieron en cicatrices están ahí por una razón: para recordarte que fuiste y serás un jodido guerrero.

Heridas…