Querido yo.

Sé que no has decidido esto.

Sé que te preguntas: ¿Por qué a ti? Si no has hecho nada malo.

También sé que algunas noches te despiertas sobresaltado porque crees que el insomnio te ha ganado en la batalla; pero no te mientas, te has despertado porque las heridas que todavía tienes abiertas en la piel no te dejan dormir.

Te aseguro que, con el tiempo, aunque cueste, esas heridas acabarán cerrándose.

Eres un valiente, aunque a ti todavía te cueste creerlo. Te aseguro que lo eres.

Sé y lo digo con los ojos vendados que si pudieras cogerías una maquina del tiempo para volver al pasado.

Volverías al pasado para cambiar algunas cosas que no te gustan.

Pero como dijo Rafiki: “El pasado puede doler, pero tal y como yo lo veo, puedes huir de él o aprender.

Sé que a veces eres exigente contigo mismo, pero permíteme que te dé un consejo: preocúpate del presente, disfrútalo. Lo que nos depare el futuro ya lo veremos juntos.

            Mi último consejo: Valórate a ti mismo, sé que lo haces, pero a veces se te olvida y no está mal recordarlo de vez en cuando.